sábado, 23 de agosto de 2014

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La vieja´l visillo

 Retomando a José Mota (antes, si ahora, no), una de las claves del éxito de su humorada, se encuentra sin duda en la elección de la fauna nacional. Personajes próximos, como ese Cansino Histórico, que no es otro que el impresentable beodo de todas las fiestas. El borrachín que pretende invitarte a la última sin haberte visto en su vida y sin importarle que su proximidad te produzca escaso interés (o nulo). Otro icono celtibérico es un peso pesado: el dicestudemili. No había nada peor que encontrarse por accidente a un fulano para el cual la mili (antiguo servicio militar), había sido un momento de gloria, a recordar en tiempos venideros. Que digo yo, vaya vida tan intensa la del personaje en cuestión, cuando lo más agradable que alcanzaba a recordar era los meses de Mili. Este siniestro individuo aprovechaba los tiempos muertos en trenes, barras de taberna (las de aserrín en el suelo y escupitajo, de toda la vida), para atacar a su presa. Así, recordando sus tiempos de cabo furriel, los sargentos chusqueros y toda la parafernalia. La víctima del pesado prestaba tanta atención a estos particulares, como lo podría hacer con la vida sexual de la mosca del azúcar. El parroquiano se echaba a temblar si entre lingotazos de solysombra, un personaje de aspecto siniestro se le acercaba al soniquete de: Dicestudemili….
La nueva incorporación La vieja´l visillo, retoma la cotidiana practica en esta piel de toro de descerrajar al prójimo por puro vicio. Metáfora de la España negra, de cerrado y sacristía, puro delirio visual en clave de esperpento del patio de vecinos. La Vieja´l visillo es un recordatorio, un nomeolvides, para que sepamos que haberlas, ahílas, y no todas visten faldas negra y toquilla de croché. Ahora van de traje sastre y complemento de marca. Pero el puro vicio es el mismo.



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